samedi, janvier 26, 2008

Si un sueño fue mi maestro

Otra noche más en el museo, y sin embargo, siempre única. Otro encuentro entre esta pequeña Compañía de Títeres y Teatro Espontáneo: Selva, Julián y yo, Silvina, poniendo a “Interactíteres” frente a la audiencia, como una red virtual para “saltar al vacío” de contar frente a otros una hisoria personal… y verla luego apropiada por otras miradas. Esas miradas de otros, elegidos, pero no por eso menos “otros”, y por lo mismo, enriquecedoras…
Esta noche nos convocaba la invitación a contarnos “Hisorias de Sueños Imposibles”. Y fue entonces prestar nuestra propia escena, la de este pequeño grupo de tres preguntándose por los sueños: “Yo quiero ver historias sobre Sueños Imposibles”.
Y entonces, los debates:
-Los sueños, ¿no son siempre imposibles?, ¿no es desde su misma “imposibilidad”, desde su propio lugar de “sueños”, cómo nos animamos -cachetazo a la frustración mediante- al empecinamiento de hacerlos realidad?
- ¿Qué es la vida? Un frenesí, se contesta Segismundo-.
- ¿Qué es la vida? Una ilusión…
Si toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son… Entonces… ¿Por qué no?

Y van despertándose en nuestra escucha, y desfilan luego frente a nuestros ojos retazos de sueños imposibles, que se vuelven a poco realidad. Y si en la escena sí, entonces, ¿en la vida cómo no?

Un inhallable enamorado que nos acepte con nuestros desvelos por hacer de este mundo un rincón mejor para recostar la propia existencia. Un enamorado que esté dispuesto a compartirnos sus sueños…

Una viajera estudiante en este país “extraño” de tango y mate, de melancolía y bandoneón. Paisajes para la nostalgia y cumpleaños a solas:
-Amigos… Amigos que me saluden en este próximo cumpleaños, tan lejos de mi país y de mi gente- Y el acordeón de Julián le desgrana las notas de un “Cumpleaños Feliz”. Y hay títeres que le muestran una historia: la de las llamadas telefónicas en la noche y amigos a la distancia. Y hay sueños hechos realidad, con abrazos reales y lágrimas compartidas.
Y alegría.

Alegría es la sensación que alguien del público que no esperaba estar aquí quiso compartir. Quiere ver representada la alegría, porque “no esperaba, no sabía que esto que vine a ver, me iba a emocionar tanto…”

Un aplauso del final hace circular desde el calor de las palmas todas las historias que aún no fueron contadas, todas las emociones que no nos animamos a expresar ni compartir.

Un aplauso que es para todos, porque la vida es siempre más increíble que la ficción… Porque los sueños imposibles no son más que la propia posibilidad a la que no le hemos creído… Y aún no le hemos dado ocasión.
Un aplauso compartido cuando entendemos que somos nosotros los que escribimos días tras día el guión de nuestra vida.



Crónica de una función de Interactíteres en el Museo Argentino del Títere, de Buenos Aires, Argentina en octubre de 2004.
Publicado en www.titerenet.com
http://www.titerenet.com/2004/10/29/cronica-de-una-actuacion/

Aucun commentaire: